También llamada de Joaquín María Cuadra, médico filántropo de buena memoria. Se trata de otra calle habitada, generalmente, por familias de alto nivel social o económico. Edificios grandes, pero de escasa densidad de población. Aceras amplias. Inmemorable calle para las procesiones... Habitualmente, su poca concurrencia transeúnte le da un aire melancólico de seriedad y de sereno encanto. Calle contemporánea, pero no actual, la reedificación ochocentista se muestra en ella bastante ostensiblemente.
Parece como si todas las “abuelitas” tuvieran que vivir en la Calle Ancha. Abuelitas ochocentistas, naturalmente, sentadas junto a una mesa camilla, cerca de la ventana de la “sala” y que todavía deben tener guardados unos vestidos antiguos en las arcas olvidadas; abuelitas que rezan al toque de ánimas y en cuya estampa se percibe el último eco de los grabados de “La Ilustración”; abuelitas, en fin, propicias siempre a echar alhucema de sahumerio en los braseros; que guardan en la memoria el verso que les dedicó el abuelito –todos los abuelitos fueron poetas– allá por el año...; que tienen un calentador de cobre para la cama y un escapulario grande, colgado junto a la cabecera del lecho. Abuelitas por las que doblan a muerto, en las tardes de noviembre, las campanas de San Isidoro.
(De BIOGRAFÍA DE ÚBEDA)
(Fotografía de la Calle Ancha: archivo de Pedro Mariano Herrador Marín)
2 comentarios:
Ese gordini podía haber sido el de mi padre.
Ese Gordini también podria ser el de mi queridisimo e inolvidable tio Jose Antonio Fernández Pastor
Rosa G. Pasquau
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