Día 17.— San Antón. Hoguera en la Plaza del Generalísimo. Venta de buñuelos. La buñolera puede servir como ejemplo, como paradigma de la actitud estoica. La buñolera puede llamarse «Basi» o puede llamarse «Ponce»... Sin inmutarse, soporta el griterío plebeyo de todos los demandadores mientras despacha, a quien le da la gana, «roscas» y más «roscas», ante el coro implorante y deplorable de los chiquillos y de los otros que solicitan sin cesar: «¡¡Basi, Basi!!» o «¡¡Ponce, Ponce!!». Ella, la buñolera, desprecia el griterío y sirve sólo a los recomendados. ¡Hace falta demasiada influencia para adquirir buñuelos en la noche de San Antón! Y luego... a los buñuelos de «Ponce» les falta sal.
Anselmo de Esponera
(Del artículo Diario de la Ciudad (Enero), VBEDA, Año 6, Núm. 61, Enero de 1955)
(Fotografía: José Carlos Martos)
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