LA ENTRADA DE JESÚS EN JERUSALÉN.
Las palmas de la procesión de «La Entrada de Jesús en Jerusalén» han ido madurando su oro lentamente entre claridades mediterráneas... Ahora, transidas de amarillez litúrgica, ofrecen su elegancia mística como una virginidad. Tan esbelta, tan frágil la palma; tan serena, tan sin voluptuosidad, la palma...
El cofrade de «La Entrada de Jesús en Jerusalén» marca la férvida eclosión de la Semana Santa. No hay aún túnicas en esta cofradía, pero todos lucirán el próximo año —nos la ha dicho el cofrade— túnicas verdes y blancas.
—¿Por qué verdes?
—Cuando Jesús entró en Jerusalén fue como un abril de esperanza: la inminencia de la Redención. Antes de madero, la cruz fue árbol verde.
—¿Por qué blancas?
—Cuando Jesús entró en Jerusalén, el odio fariseo no había escrito todavía su página negra...
(Revista VBEDA, Año 3, Núm. 27, marzo de 1952)
(Fotografía: RAFAEL MERELO GUERVÓS)
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