Cualquier ubetense sabe que quien no ha ido nunca a la Plaza de Santa María al amanecer del Viernes Santo, no puede considerarse ubetense del todo. «Ver salir a Jesús», a los acordes del «Miserere», gradúa de ubetensismo. Úbeda es esto y otras cosas más, pero, primero, Úbeda es esto. Y ¿cómo explicar esto? Nadie podrá secar la emoción que mana desde las fuentes más hondas y que no podrá acartonar ningún tópico. Úbeda, tan individualista probablemente, Úbeda, ciudad en la que cada uno, quizás, sigue su camino, tiene, sin embargo, un alma colectiva indestructible, inalienable, que se manifiesta en ciertos momentos inolvidables. He aquí, en el amanecer del Gran Viernes, el momento supremo de Úbeda. Describirlo es fácil para cualquier ubetense. Para cualquiera. Y para ellos sobra la literatura...
(Revista VBEDA, núm. 118, abril de 1962)
(Fotografía: Miguel Ángel Lechuga Álvaro)
(Revista VBEDA, núm. 118, abril de 1962)
(Fotografía: Miguel Ángel Lechuga Álvaro)
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