A estas calles llega el clamor de las campanas. Clamor eufórico de las mañanas doradas, en las mañanas azules; clamor de Jubileo, de Misa Mayor, de Cuarenta Horas; fúlgido clamor bronco, biselado de esquilones. Luego, hacia media mañana, a estas calles llega la melancolía de las campanas que “doblan a muerto”, sugiriendo una sutil tristeza infinita... Luego el Ángelus de mediodía –nueve badajazos lentos– se evapora súbito: nueve goterones caídos en el pavés hirviente del tumulto. Fiesta, funeral, Ángelus, novena... Las campanas cambian de estado de ánimo a cada hora; las campanas son como el alma, son como la vida.
(De BIOGRAFÍA DE ÚBEDA)
(Fotografía: Pedro Mariano Herrador Marín)
1 comentario:
Magnífica fotografía. Con ella, además de "oír" las campanas y de "sentirlas" con el texto, también podemos verlas. Y ver cómo ellas dominan la ciudad desde su altura.
Es domingo por la mañana. Voy a salir a la calle y quiero oir campanas, aunque no sea en Úbeda.
Miguel Pasquau.
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