Si en los cuadros de Velázquez se ve el aire, en los capítulos de "Azorín" se palpa el tiempo. Son dos perspectivas inigualables. Ambos nos presentan la realidad. Pero una realidad que impone sus categorías y sus perfiles inexorables. Más bien, una realidad que se enriquece —y se electriza— en ese condensador de emociones que es el hombre.
Juan Pasquau, en Azorín y Velázquez, Revista VBEDA, núm. 108, 20 de julio de 1960
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