Yo distingo entre antiguo y
viejo, porque la antigüedad es un mérito y la vejez un lastre. Ser viejo es
cerrar alrededor de sí todos los horizontes; ser viejo es enquistarse,
abroquelarse, solidificarse en prejuicios. Ser antiguo, en cambio, significa
(…) abrir el corazón a las sugestivas incitaciones que soplan del pasado; es
respirar la lejanía en un afán de simplitud. La vejez esteriliza, pero la
antigüedad fecunda.
Juan Pasquau, en Ibros: lo antiguo y lo viejo, mayo de
1962
No hay comentarios:
Publicar un comentario