Un día lloviznoso de Otoño, un día melodioso y tierno de
cara a lontananzas imprevisibles —el otoño es siempre una posibilidad, puede
encerrar en todo caso una sorpresa—, nos hemos puesto a curiosear en una
biblioteca. Es un acceso de nostalgia el motivo determinante que nos lleva, con
demasiada frecuencia, a descansar nuestra mirada sobrecargada de actualismos
sobre los estantes de una biblioteca. En los libros está lo que fue, lo que
sería, lo que será, lo que habría de ser… ¡Quién sabe! En la biblioteca están
los gérmenes del porvenir, los esqueletos del pasado; la biblioteca es muerte y
resurrección, recuerdo y esperanza.
Juan Pasquau, en Comentarios
a San Juan de la Cruz, Revista Vbeda, noviembre de 1959.
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