Derecha e izquierda llegarán al
compromiso. O su dialéctica se superará en síntesis creadoras. Ambas tendencias
convendrán al fin en la necesidad de una colaboración, en la inutilidad de la
lucha. La izquierda y la derecha están hechas para ayudarse. Ya es corriente
creer que el persignarse —costumbre de la mano derecha— no es insólito para un
izquierdista. Ya hay quien mantiene con autoridad que determinadas
socializaciones —innovaciones propias de la izquierda— no son incompatibles con
un programa de tradición. Vista la cuestión desde un plano superior, desde una
perspectiva histórica, el juego de izquierdas y derechas no hay sido una
frivolidad… Sinceramente, hay que confesarlo. ¿Caminamos hacia una política
ambidiestra?
Juan Pasquau, en Derecha e izquierda, Revista Vbeda, octubre de 1964.
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