Pero el hombre, difícilmente se acomoda a ser res, a ser
cosa. El hombre no es una cristalización mostrenca, sino una actividad viva. Y
su obra, su esfuerzo, su producción exige una apelación de índole espiritual,
liberal… En el fondo, todo trabajo, para satisfacción del hombre, debiera ser
eso: trabajo liberal, sin servilismos, sin objetivos distintos del puramente
humano.
Juan Pasquau, en Trabajo,
Revista “SAFA”, abril de 1961.
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