Así, consumimos nuestra vida,
agostados por un fuego que no se eleva; quemados por un humo, que no por una
llama; empachados por un hartazgo de las cosas, pero no fortalecidos por el
vigor de las esencias. Debilidad se llama la enfermedad nuestra.
Juan Pasquau, en Corpus, Diario Jaén, 29 de abril de 1959
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