Pero,
¿no es el pensamiento facultad que fluye mansamente en un valle de serenidad?
He ahí una bella fachada renacentista. La está acariciando el sol melancólico
del ocaso. Fue labrada —regalada piedra de los frisos, de los capiteles, de los
blasones— hace cuatro siglos por unos hombres que decidieron “seguir”, que no
eligieron “empezar”. No “sabían” lo que nosotros; pero algo, algo sí que
“entendían”.
Juan
Pasquau, en La pata del elefante, ABC, 12 de junio de 1968
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