Todo esto es bello, pero ¿todo
esto es verdad?
La evidencia no acompaña a la
formulación cristiana de la existencia. Y así, el drama es mayor. Porque la
convicción cristiana está constituida por verdades constantemente asaltadas. La
duda acecha por todas las esquinas.
¿Qué es la fe? Tremenda es su
belleza, porque es una verdad sin demostración lógica tajante; es un fervor sin
fuego visible (…). La fe no tiene un precio, ni está al final de ningún camino,
porque ella misma es un camino. No hay moneda lógica, no hay recursos naturales
para conseguirla. No se hace uno de la fe como de un automóvil o de un
frigorífico. Su misterio es su gratuidad.
Juan Pasquau, en Análisis de la fe, Diario Jaén, 26 diciembre 1967.
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