Es saludabilisímo, pues, entregarnos de vez en cuando a
los libros que se llegan a nosotros simpáticamente, graciosamente, sin afán de
imponernos su razón incontrovertible, sino con el sencillo propósito de
exponernos su criterio. Los “libros de texto” nos hablan siempre engolados, con
un insoportable tufillo doctoral. Los libros de leer nos invitan a pensar, a
sonreír, a amar, a sufrir, a soñar…
Juan Pasquau, en Estudio
y lectura, Diario Jaén, 22 de
octubre de 1953.
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