A menudo solemos cubrirnos de prestada armadura, de
sabidurías adquiridas en rebajas o en baratillos. Y presumimos de armas
bruñidas, de “personalidad”. Cuando es el caso que, precisamente, nos falta la
persona. Vamos vestidos o disfrazados de razones y de armas adquiridas en el
mercado. Pero desnudos de nosotros mismos. En, alardeamos de personalidad y
¿dónde está la persona? Ser persona es no ir desnudo de sí; vestir la propia
ropa, calzar las propias ideas, vivir la vida intransferible y esencial que nos
ha sido propuesta.
Juan Pasquau, de la conferencia Enseñanza personalizada.
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