Por
huir de una angustia solemos meternos de cabeza en otra peor. O la solución de
un problema acarrea el planteamiento de otros. Si el viaje de turismo no nos
conduce a una serenidad, tiempo perdido.
Porque
la Serenidad es el remedio. No lo es la Civilización. No el progreso. Tampoco,
claro está, el viaje por el viaje mismo. Empero un viaje que, tácita o
expresamente, conduce a la Serenidad mediante la contemplación, cumple su
objetivo. Alto objetivo porque, la Serenidad aquieta vida, abate histerismos,
promulga razones, cura pasiones, decanta normas.
Juan
Pasquau, en Úbeda, Ciudad del
Renacimiento Andaluz,
Obra Cultural de la Caja de Ahorros de Granada, 1973
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