Los conocimientos nos llenan, pero no nos forman; no
forman nada. Preciso es distribuir los conocimientos, colocarlos en su sitio,
situarlos en su esquina respectiva. Porque es la única manera de que lo que
apenas tenemos aprendido de verdad, rinda su provisional cosecha con vistas a
una Sabiduría. Una Sabiduría que llega, mitad a mitad, por ciencia y por
inspiración; por estudio y por carisma. Una Ciencia que tropieza, asediada por
la abundancia embarazosa de los hechos y de los datos (muchas veces
aparentemente contradictorios)( si no le llega una luz de lo alto. En la hora
buena se enseña y se enseña todo. Ahora bien; lo que se enseña se agolpa, se
amontona: forma una muchedumbre de conocimientos y no una sociedad de ideas.
Urge enhebrar lo que se sabe. Y quizás esto es la educación.
Juan Pasquau, en El
hilo de la verdad, Diario Jaén,
15 de noviembre de 1972
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