Los músicos nos hacen accesible y
doméstica la inmensa belleza. Es decir, hacen audible —perceptible a los
sentidos humanos— la “música callada” y la “soledad sonora” que adivina el
insigne Juan de la Cruz.
Juan Pasquau, en Guitarra y luz, Diario Jaén, 20 de febrero de 1977.
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