Muchas veces se ha repetido en la
historia la ejemplaridad de estas
personas aparentemente frías que, no obstante, aciertan en esa virtud decisiva
que se llama constancia. Gentes de la verdad que guardan su ímpetu para la hora
de la verdad. Personas con más fortaleza que fuerza, que no manifiestan su
entusiasmo en la hora fácil, pero con los que hay que contar, sin embargo, en
los momentos difíciles.
Juan Pasquau, “José de Arimatea”,
Diario Jaén, 10 de abril de 1960
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