Quizá lo alarmante de nuestro
momento histórico es que todos nos damos a la tarea de comprender y de
comprender a destajo. Y de momento. Pero este rehusar la espera, este abominar
de la paciencia, no acarrea sino errores y falsos diagnósticos. Puede que un
moderado pesimismo provisional constituya el camino mejor para la vía ancha de
la óptima esperanza. Puede que el desdén de las falsas seguridades nos devuelva
nuestra zaherida dignidad.
Pero para eso habrá que hacerse
la torre propia. La torre para asumirnos: donde el viento se agranda y donde
luego el viento agranda a las campanas.
Juan Pasquau, en Torre,
ABC, 18 de mayo de 1974
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