Las Civilizaciones, probablemente, surgen en la Historia
no con otro fin sino con el de enmendar
al hombre. Enmendar su ignorancia, suministrándole ciencia. Enmendar su
indigencia moral, suministrándole Educación. Difícilmente de otra manera el
hombre puede alcanzar su suprema aspiración: ser lo que es.
Pero las civilizaciones, ¿cumplen?; las civilizaciones,
¿logran enteramente su misión? No caerían, no periclitarían las civilizaciones,
si lograsen del todo su fin. Fracasan —y abocamos a la perogrullada, sabia
conclusión— porque no satisfacen.
Juan Pasquau, en Onda
larga, Revista Vbeda, octubre de
1951.
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