Y, sin embargo, siempre serán de un encanto inefable los antiguos, los tradicionales ejercicios religiosos, abrumados de lento ascetismo doloroso. Probablemente, porque nos devuelven, en una rememoración, el eco sentimental de pasados siglos, la voz olvidada de generaciones muertas...
Juan Pasquau, en Estampa de Cuaresma, Diario Jaén, 1946
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