Nadie puede negar que un niño en una colonia escolar o un obrero en vacaciones lo pasan por lo menos lo mismo de bien que Onassis en sus cruceros. ¿Decir esto es simplemente enhebrar «frases de consolación»? No, terminantemente no. Nadie puede por mucho que se lo proponga ensanchar su volumen para la alegría o reducir su cabida para el dolor. Los puntos de saturación para la alegría y la tristeza —como los puntos de fusión o solidificación para los metales— están marcados de antemano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario