Buen escenario para la meditación del Tiempo, la Plaza de Vázquez de Molina, propicia siempre para el aparcamiento de nuestros pensamientos asendereados.
Vehículo el pensamiento de tanta idea fugaz, de tantas urgencias desaladas, tiene como un cansancio: cansancio por exceso de velocidad. Aquí, en esta plaza ubetense, el tiempo —artífice de la Historia, demoledor de la Historia— apenas hace ruido al pasar. Y es como si nuestra vida, imantada de suavidades, no sintiese el íntimo tableteo desencajado...
(De BIOGRAFÍA DE ÚBEDA, 1958)
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