La verdad es que, por mucho que
nos empeñemos en contrario, la espiritualidad es dolorosa. Gloriosamente
dolorosa, pero sustancialmente dolorosa. No hay que confundir, creo, dolor con
pesimismo. El cristiano es esencialmente optimista o no hay cristiano. Luego,
en ese bloque de angustia, el cristiano esculpe la imagen vigorosa de la
Esperanza quitando, como Miguel Ángel al mármol, “todo lo que sobra”.
Juan Pasquau, en Sillón de ruedas. Carta a un escritor
paralítico, ABC, 25 de febrero de
1969.
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