Al centro del alma, creemos, no se llega sino a
través, precisamente, de inusitadas callejuelas del pensamiento. Es muy
compleja, muy difícil, el alma; no está trazada a cartabón. Y sus distancias no pueden ser
medidas a compás: no son, jamás, distancias en línea recta. Por eso, cualquier
operación intelectual exige doblar muchas esquinas, superar muchos obstáculos
topográficos del alma... y del cuerpo. ¿Quién es capaz de conocerse mediante
lógicas geometrías analíticas? ¿Quién, introspectivamente, usando de trazados
en ángulo recto, podrá introducirse en el meollo de la genuinidad, de la
intimidad? (En la intimidad, está abolida la línea recta.) Para encontrarse a
sí mismo hay, en todo momento, que atreverse más, siempre más, en el sinuoso
dédalo de la «complicación» personal.
Juan Pasquau, en Biografía de Úbeda, 1958
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