Cualquier ubetense sabe que quien no ha ido nunca a la Plaza de Santa María en el amanecer del Viernes Santo, no puede considerarse ubetense del todo. «Ver salir a Jesús» a los acordes del Miserere, gradúa de ubetensismo. Úbeda es esto y otras cosas más, pero, primero, Úbeda es esto. Y ¿cómo explicar esto? Nadie podrá secar la emoción que mana desde las fuentes más hondas y que no podrá acartonar ningún tópico. Úbeda, tan individualista probablemente, Úbeda, ciudad en la que cada uno, quizás, sigue su camino, tiene, sin embargo, un alma colectiva indestructible, inalienable, que se manifiesta en ciertos momentos inolvidables. He aquí, en el amanecer del Gran Viernes, el momento supremo de Úbeda. Describirlo es fácil para cualquier ubetense. Para cualquiera. Y para eso sobra la literatura...
(Del artículo ÚBEDA, CIUDAD DE SEMANA SANTA. Revista Vbeda, Año 13, núm. 118, 5 de abril de 1962)
(Fotografía: ANTONIO SEVILLA)
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