Para que vuelvan a acercarse a la obra del escritor ubetense quienes tuvieron la suerte de conocerlo, para que lo descubran quienes no lo conocieron, para que todos crezcan en permanente conversación con sus escritos y su pensamiento.
Lo mejor entraña una relatividad, proclive a la hipérbole interesada y... la ironía. Lo bueno, significa una línea de modestia informada de afanes permanentes.
Juan Pasquau, en "Jaén", espejo, Diario Jaén, junio de 1961
Porque, ¿no es la alegría una superintendencia por encima de los trabajos y los días? No eran los ricos y ya era la alegría. No estaban los pobres y ya estaba la alegría...
Juan Pasquau, en Patios, Diario ABC, 14 de agosto de 1977
Una ciudad junto al río, sea cual sea, dispone ya de una "legítima" de belleza que nadie puede arrebatarle. El río es una premisa de lirismo que, como de la mano, arrastra consigo otras calidades de valoración poética. Si hay río, ¿no hay árboles?
Juan Pasquau, en Mengíbar en la imaginación, Diario Jaén, 1951
El campesino no es un técnico. Su quehacer es casi tan antiguo como el mundo. Él se advierte el último, el último en la escala social: él es, nada más, un pobre bracero. Y, sin embargo, un secreto instinto le entera de que él es el primero, el primer trabajador en la escala natural...
Juan Pasquau, en Biografía de Úbeda, Gráficas Bellón, 1958
Quien no se ríe nunca es tonto. Quien se ríe siempre es tonto. Quien siempre está serio es imbécil. Quien nunca se pone serio es imbécil. Quiero decir que hay veces en que la seriedad es necesaria y viene al pelo, y que hacer chistes acerca de un problema puede ser tan ridículo como hacer problemas acerca de un chiste.
Juan Pasquau, en La formalidad, Revista SAFA, núm. 18, noviembre y diciembre de 1962
Y no somos nadie el dueño de un amor que deba darse sonrisa a sonrisa, limosna a limosna, hoy un favorcito y otro mañana, todo bien administrado. También los otros tiene su tesoro, menor o mayor, de amor del que nosotros necesitamos.
Juan Pasquau, en Atender, Diario Jaén, 22 de abril de 1977
Quizás el verano sirve en buena parte, y a cada uno, para perder de vista a los problemas más o menos personales. Los perdemos de vista o los tapamos. Los tapamos o alegremente los lanzamos, los echamos de casa.
Juan Pasquau, en Achicar los problemas, Diario Ideal, 19 de septiembre de 1974
Es tiempo de pararse un poco y ver pasar esa vida veloz que nos recorre y que a veces quiere tragarnos, arrasando esos montoncillos de propósitos y de proyectos que, de vez en cuando, hacemos.
Juan Pasquau, en Carta a un compañero, 19 de agosto de 1975
El verano no es para lo trascendente. Pero son estupendos el verano y la vacación porque, hasta cierto punto, al liberarnos un poquito, marcan el índice de nuestras posibilidades. Pensamos durante la vacación en lo que haríamos. En lo que haríamos si...
Juan Pasquau, en Aburrirse y pasarlo fenómeno, Revista SAFA, núm. 28, julio y agosto de 1964