BLOG SOBRE JUAN PASQUAU - PERIÓDICO INTEMPORAL



PERIÓDICO INTEMPORAL DEDICADO A JUAN PASQUAU

Para que vuelvan a acercarse a la obra del escritor ubetense quienes tuvieron la suerte de conocerlo, para que lo descubran quienes no lo conocieron, para que todos crezcan en permanente conversación con sus escritos y su pensamiento.

jueves, 31 de diciembre de 2015

PURA MEMORIA




Lo más importante de la entrada de año no es el espacio de tiempo nuevo, blanco y sin historia, que tenemos a la vista. Es más decisivo el acrecentamiento interior que la terminación del año viejo nos depara. Porque no ha muerto en nosotros el año que finaliza; al contrario, al dejar de ser en el almanaque, ha comenzado a vivir, a ser vivencia, en nuestra alma. Cuando algo comienza a ser recuerdo es cuando se incorpora definitivamente a nosotros. Nada que vaya a venir o a suceder luego forma, en rigor, lo que llamamos «nuestro». Poseemos únicamente, al pasado, a la historia, a lo que es memorable. Porque ni la inteligencia, ni la voluntad, pueden operar en nosotros si no se sirven, si no se instruyen e instrumentan de la pura memoria...

martes, 29 de diciembre de 2015

EL AMOR NO ES UN CONCEPTO




¿Qué es el Amor? Cada cual tira de la pregunta por un flanco. La paradoja radica en que nos odiamos a causa de los múltiples conceptos con que respondemos al Amor. Cuando la verdad es que el Amor no es un concepto. Es algo más. Y aquí la bella verdad de Gabriel Marcel. Él sí que entiende la pregunta. Él sí que entiende al Cristo. Él dice: «Amar a un ser, es decirle: tú no morirás».

lunes, 28 de diciembre de 2015

UNA INMENSA CARCAJADA




Se levantan pequeñas trampas, y el inocente cae. Pero ríen los dos: el burlador y el burlado. Si la "inocentada" pudiera montarse a alto nivel, a escala internacional, el mundo entero se carcajearía, y puede que se sentasen así las bases para una paz mundial. En la broma está el principio de la sabiduría. 

sábado, 26 de diciembre de 2015

TANTA IDEA TRANSEÚNTE




Hay ideas transeúntes que pululan inquietas, unas destocadas, otras con sombrero y paraguas, ideas que caminan presurosas, que se cruzan, que se saludan o se desdeñan al paso. Pero, ¿dónde habita tanta "gente", dónde habita tanta idea? Estas muchedumbres, ¿tienen casa? Dominando la ciudad, la Navidad guiña su semáforo de eternidades a la historia. Belén brinda creencias a tanta idea dispersa, ofrece domicilio a la multitud errante.

viernes, 25 de diciembre de 2015

NAVIDAD DE MAZAPÁN





Un niño de pocos años me ha dicho que él, hasta ahora, no había sabido que las almendras dulces de la Nochebuena... tienen almendra "de verdad" dentro. Creía, por lo visto, que eran obra exclusiva de la confitería y que nada ponía el piñón en la peladilla. Yo voy creyendo que una cosa semejante pasa en la mayoría de los hombres con la Navidad: hemos olvidado la idea que lleva dentro (...). Pienso si al llegar esta época del año la bondad, y la paz, y la buena voluntad, no protestarán un poco de que se las presente como virtudes de repostería para el buen "confort" de nuestro ánimo, cuando ellas claman más bien por una vigencia pujante, desnuda, ardorosa y fuerte en el pensamiento y en la acción.

jueves, 24 de diciembre de 2015

TOCAN A MISA DEL GALLO





Tocan a Misa del Gallo. En la alta noche, las campanas despiertas ponen en la fría oscuridad una esperanza. Es claro, que invitan a algo nuevo, a algo insólito. Proponen, desde luego, una religiosidad extra, una cordialidad de nuevo cuño. Pero no digamos tonterías repitiendo que la Navidad nos recuerda la dulce infancia. Eso es salirse por la tangente. Eso es derretirse en artificiosamente en delicuescencias yermas. Lo que pide la Navidad de cada uno es una fertilidad de hombre, un quehacer altruista de «persona mayor» . Las campanas que llaman a Misa del Gallo no quieren resucitar nuestra infancia, sino zarandear al adulto que llevamos dentro.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

HACIA DIOS




El hombre  es  un  proyecto  hacia Dios.  Además, de medio,  hay —debe haber— objetivos supremos en su existencia. Estos tiempos acarrean incansablemente un más en la Historia. Pero hay un Más que se llama Dios. Es el único Más que no nos desvela la ciencia sino la Fe. La Fe que nos avivan estos días.

domingo, 20 de diciembre de 2015

SITUARSE NO ES SENTARSE




...Para tener estilo hay que procurar situarse. Situarse, plantarse en ideas firmes, rotundas, armónicas, sistémicas, organizadas. Sólo así es posible un estilo, una manera de ser persona. Solo así acertamos. Hay que plantarse, situarse en el mundo. Y situarse no es sentarse. Abundan quienes corretean de acá para allá con la silla a cuestas. Es un espectáculo muy de ahora. No, no es sentarse lo primero. Lo primero es enraizarse y adquirir conciencia de la propiedad situación. La silla, el asiento, ya nos vendrá por añadidura.

jueves, 17 de diciembre de 2015

SI FALTASE DIOS




Si no hubiese autor, si faltase Dios, todo serían palabras. Todo: derechos, deberes, valores, personas, sociedad, bien, mal, educación. Si faltase Dios, si no hubiese Dios, la Cultura no sería otra cosa que una monumental inflación cuyo juguete es el hombre.

lunes, 14 de diciembre de 2015

¿DÓNDE ESTÁ DIOS?




Nos situamos de espaldas a Dios y luego nos quejamos de que no lo vemos. ¿Cómo vamos a verlo? Él no gira alrededor nuestro. No es nuestro satélite. Si queremos ver en la noche al sol, hay que mirar hacia donde sale y, luego, aguardar su levante. La fe es exactamente eso. Es una postura. Un colocarse para cuando amanezca.

sábado, 12 de diciembre de 2015

GOL




Los deportes son cosa estupenda. De por sí, constituyen «juegos», maniobras o actividades de diversión. Siempre se dijo «jugar al fútbol», o «jugar al tenis». Lo que sucede es que ya nadie los toma de verdad como juegos. Los toma demasiado en serio. Muchísimos hombres ponen en el fútbol la pasión que no saben poner en un ideario, en una creencia, en un amor. A esta malversación de los afanes y de la emotividad de las gentes responde el mimo que los medios de publicidad hacen a los deportes. ¡Cuántas cosas nobles empiezan a ser tomadas por chunga por la gente! Pero el gol, no. Al gol va a haber que tratarle de usía.

martes, 8 de diciembre de 2015

CREO EN DIOS





Yo tengo una concepción cristiana del mundo. Mi familia y mi pueblo me la han dado. Yo creo firmemente en Dios, y espero seguir creyendo en Él, aún cuando llegue el tiempo, por desgracia no lejano, pero por fortuna efímero (porque todo pasa), en el que el hecho de creer en Dios constituya la máxima de las audacias. Pero no creo en el Dios delicuescente y sin figura, en el dios evolucionado, en el dios perdido entre la niebla que nos proponen ciertas sectas que empiezan a tener éxito entre ciertos cristianos. Yo creo en el Dios presente, personal, trascendente, de la Biblia y de los Evangelios. En el Dios del Sinaí —de los Mandamientos— que, naturalmente, es el Dios del Gólgota, el del Amor.

domingo, 6 de diciembre de 2015

EL VOLUMEN DE LA ALEGRÍA




Nadie puede negar que un niño en una colonia escolar o un obrero en vacaciones lo pasan por lo menos lo mismo de bien que Onassis en sus cruceros. ¿Decir esto es simplemente enhebrar «frases de consolación»? No, terminantemente no. Nadie puede por mucho que se lo proponga ensanchar su volumen para la alegría o reducir su cabida para el dolor. Los puntos de saturación para la alegría y la tristeza —como los puntos de fusión o solidificación para los metales— están marcados de antemano.

jueves, 3 de diciembre de 2015

MIENTRAS SE PUEDA




El optimismo es casi un deber. Pero sin ser ilusos, sin caer en candidez. Porque el mundo está ahí, como una resistencia incesante. Hay que ir contando con eso. Vivir es ir venciendo mientras se pueda.

martes, 1 de diciembre de 2015

EL PODER DE LA LLUVIA





¿Y cuando llueve en noviembre? Tan fina, tan cordial esa lluvia que nos trae no se qué mensajes que se quedan arrinconados en los recovecos de lo cotidiano, pero que la lluvia dulcemente empuja... Cuando avanzamos en edad, cuando nos tornamos maduros es cuando advertimos el poder que tiene la lluvia; sobre todo, la lluvia de noviembre. Un mínimo de sensibilidad nos hace saber cómo ayuda a la vida el recuerdo, como ilumina al espíritu la evocación de los días, de las gentes, de los tiempos que pasaron.

lunes, 11 de mayo de 2015

MARTILLAZOS EN EL AIRE




Es frecuente incidir en la nostalgia de un tiempo mas tranquilo, menos acuciado, con más espacio para todo. ¿Y como era ese tiempo con más tiempo? ¿Es que se trabajaba menos o con más orden? Tanto hablamos hoy de la urgencia y de la prisa que ya uno sospecha que el tópico tiene mucha parte aquí. La realidad es que  cualquiera presume de exceso de trabajo y del «tengo infinitas cosas por hacer».


No sé. Es quizás que las cosas —pocas o muchas— las rodeamos, queriendo o no, de más aparato. Y desde luego, no practicamos aquello del «trabajo púdico». Decía Eugenio d´Ors que el andaluz es un excelente trabajador, quizás el trabajador español de más aguante pues nadie como él —argüía como ejemplo— resiste sin grandes muestras de fatiga el horrible sol de la siega andaluza. Pero, añadía Don Eugenio, en Andalucía existe como un pudor; disimula el trabajo y hasta hay un prurito en  sus gentes por aparentar que se trabaja menos. Y se da más publicidad a la siesta andaluza —sintomática de una pretendida galbana— que al ascetismo laboral de la recolección de la aceituna, durísimo trabajo en las mañanas invernales, tan penoso en los rigores de enero como el de los rigores caniculares en las faenas de agosto. Atribuía el autor de La Bien Plantada este pudor del trabajo andaluz a una sapiencia de reminiscencia bíblica: el trabajo es la sanción impuesta primeramente a Adán y, así como trabajar recuerda el pecado, se oculta en lo posible el trabajo como se oculta una vergüenza.


No. Ya no sucede esto en ninguna parte. Ya nadie disimula sus sudores. Hay un especial interés, por parte de todos en recalcar que uno trabaja y que trabaja «como un negro».


Vamos a poner  las cosas en su sitio. Se me ocurre pensar en esto ahora que,  en el día de San José Obrero, hemos celebrado la Fiesta del Trabajo. ¿De verdad trabajamos como negros? Uno cree que, ni más ni menos, se trabaja como siempre. Y en contra de lo que comentaba d`Ors en su tiempo, se trabaja exhibitoriamente, sin pudor y con alarde. Entramos en la cafetería y nos tomamos lo que sea con gesto doloroso como quien al tomarse el café también trabaja. Luego, la cartera repleta de documentos, el coche, el paso rápido, peraltan nuestra mirada de hombres «ocupadísimos». Porque, eso sí, ocupados, si, ocupados, lo estamos a todas horas. Pero, ocupados... ¿de qué? Estar ocupado no implica necesariamente el estar metido en un trabajo auténtico, es decir, un quehacer necesario, útil o beneficioso. Estar ocupado no es estar  «lleno». Porque puede darse el caso del azacanado de la mañana a la noche en cosas como estas: el volante (y no es chófer), la reunión del Consejo (pocos habrá actualmente que no pertenezcan a ningún Consejo), la cita en la ventanilla (no habrá español que pase una sola jornada sin acudir a  un oficina pública para pagar, cobrar o cubrir un impreso), la consulta médica (¿hay alguien que no pierda al menos media jornada laboral en su semana por mor de la enfermedad o molestia que sufre su mujer, alguno de sus hijos o él mismo?), preparar el viaje y las compras ajenas (¿quién no hace un viaje de cuando en cuando, aunque sea chiquitísimo?). Y etcétera. Todas estas ocupaciones tangencian el auténtico trabajo personal. Ocupan el ánimo, inquietan, nos ponen nerviosos. Inhiben, obstaculizan un rendimiento. Si somos sinceros, cuántas veces habremos dicho al fin de la jornada:


—No he parado en todo el día, pero hacer, ¿qué he hecho?


No paramos. Damos vueltas. Subimos. Bajamos. Y que sensación de dinamismo da lo de bajarse del coche  para subir en el ascensor. Lo de cambiar cinco palabras con Fulano y seis y media con Mengano. ¡Y el teléfono! ¡Cómo se nos sube la actividad a la cabeza cuando oímos en la mañana doce veces el timbre del teléfono y otras doce hacemos girar el disco dócil a nuestra prisa! ¿Yo y mi circunstancia? ¡Que va!¡ Yo y mi prisa! Mi prisa exhibida, proclamada, y hasta programada. Mi actividad. Mi «no tengo tiempo para nada», dicho con énfasis triunfalista y agresivo. Y luego unas gotas de hipócrita nostalgia: «Mi padre se pasaba horas y horas en la tertulia de la rebotica».


No paramos. Tampoco para la ardilla. ¿Hace mucho la ardilla? ¿Trabaja? ¿Qué pretende, con tanta subida y bajada? Estamos orgulloso de no tener un instante libre. Tenemos mil cosas en la cabeza. (Bueno, decimos bien: cosas. Y las cosas en la cabeza, suelen quitar el sitio a las ideas).


Si cualquier ocasión es buena para un propósito en el Día del Trabajo, cada uno de nosotros podría decirse: Voy a trabajar. Y luego, pensar: Para trabajar de verdad, voy a moverme un poquito menos, porque lo que se pierde en velocidad se gana en fuerza. Voy a suprimir mi servicio de propaganda, el propio regodeo de exhibir mis ocupaciones... ¡Vamos a ver si consigo tiempo productivo reduciendo a la mitad el número de veces que digo al día «no tengo tiempo para nada»! Relajaré mi gesto de hombre decisivo, importante, a ver si así se me enriquece la imaginación. Haré una cosa, y después otra, y después otra. Me ocuparé de mi trabajo; distinguiré entre mis verdaderas actividades y mis ocupaciones flatulentas. ¡Vamos a no dar martillazos de aire en el aire!


(Diario IDEAL, 5 de mayo de 1972)