Pero existen otras fuentes recoletas, como esta del “Claro de San Isidoro”. Fuentes para descansar, mientras el agua canta.
Junto a la fuente, muy cerca, la Iglesia. Esta fuente ve pasar todas las mañanas a las piadosas viejas enlutadas. Y a las niñas devotas que llevan su delantal blanco y el velo —de sus madres— largo, largo. Y a las jovencitas en edad de merecer, a quienes el sueño ingrávido del amor no se les ha concretado del todo aún y fluye —y buye— “en el pecho de cristal”.
Dice la fuente a las viejas enlutadas que entran a la iglesia a pedir al Señor un año más de vida:
—¡Todavía, no; todavía no te morirás!
Y a las jovencitas:
—¡Pronto; pronto te casarás!
Y las campanas, mientras: ¡Talán... talán... tilín... talán!
(BIOGRAFÍA DE ÚBEDA)
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