BLOG SOBRE JUAN PASQUAU - PERIÓDICO INTEMPORAL



PERIÓDICO INTEMPORAL DEDICADO A JUAN PASQUAU

Para que vuelvan a acercarse a la obra del escritor ubetense quienes tuvieron la suerte de conocerlo, para que lo descubran quienes no lo conocieron, para que todos crezcan en permanente conversación con sus escritos y su pensamiento.

lunes, 8 de julio de 2013

GLOSAS EN LA PLAZA. Nocturno en la Plaza de Santa María.—





¿Cuánto tardó en civilizarse la noche? Ella era una oscura, fatal, irremediable fuerza cósmica. Su presencia, su vigencia, suponía ineluctablemente la ausencia de cualquier viviente realidad; era la noche, absoluta y despótica, ciega e indomeñable. Las estrellas, brillando en su negrura, contribuían a resaltar su inhóspita grandeza, su avasallador dominio. ¿Quién organizó la primera batalla? ¿Quién se atrevió a colonizar la noche?

Desde el invento del fuego —testarudez del pedernal contra el eslabón— hasta ahora, la Civilización es, hasta cierto punto, la historia de la guerra del hombre frente a la noche. Ya, de la noche puede decirse que es “pagana”: ha quedado relegada, como la religión del Imperio, a los “pagus”, a los campos. La ciudad, la gran ciudad sobre todo, la ha transformado empero: la ha “manufacturado”, utilizándola para sus más animados y exhibitorios ensayos. Apenas el día sirve ahora, en la ciudad, para trabajar; la noche en cambio, desprovista de su hirsuta pelambre cósmica, maquillada de “neón”, es el escenario obligado, el fondo propicio, de cualquier refinamiento urbano.

Pero si en la gran ciudad ultraluminosa, la noche “se ha puesto a servir”, derrotada y maltrecha, ¡qué aristocraticismo el de la noche en los reductos férvidos de estas nuestras ciudades artísticas, monumentales! En ellos, la noche derrotada recobra su poder. no un poder despótico y absoluto como el de la inclemente noche cósmica, sino un prestigio velado, secreto, nimbado, insinuantemente poético...

Visitemos, en la noche también, la Plaza de Vázquez de Molina. Aquí, los faroles del alumbrado no eclipsan a la noche, sino que la realzan como a gran señora. Aquí, la luz no coloniza a la noche sino que, entre la noche y la luz, se establece una indefinible colaboración.

Nocturnos de la Poesía, nocturnos de la Música, nocturnos del Arte, para las sutiles matizaciones del espíritu en trance de tartamudeo extático. La noche, ni vencedora ni vencida. ¡La noche, genuinamente civilizada!

(De BIOGRAFÍA DE ÚBEDA, 1958)

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