EL RESUCITADO.
El frescor del agua loca de espumas, la pureza fuerte de la mañana, la alegría sin sombra de la Resurrección estrenada, están simbolizadas en este penitente (?) que luce su banda como un galardón en el Domingo glorioso, curada ya la amnesia de las campanas...
—Yo —parece decir el penitente de «El Resucitado»— voy proclamando la Restauración de Cristo entre las calles quietas que vieron el Escándalo de la Cruz.
Y, como las trompetas han rectificado su congoja en un ímpetu vertical, erecto de dianas vibrantes, como ha sido descubierta la clave del Misterio..., la Primavera, impaciente, ha entrado en agujas. El rojo transfigurado del penitente del Resucitado, da la señal luminosa. ¡Vía libre a la Primavera!
(Revista VBEDA, Año 3, Núm. 27, marzo de 1952)
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