BLOG SOBRE JUAN PASQUAU - PERIÓDICO INTEMPORAL



PERIÓDICO INTEMPORAL DEDICADO A JUAN PASQUAU

Para que vuelvan a acercarse a la obra del escritor ubetense quienes tuvieron la suerte de conocerlo, para que lo descubran quienes no lo conocieron, para que todos crezcan en permanente conversación con sus escritos y su pensamiento.

jueves, 21 de abril de 2011

PENITENTE HABLA: JUEVES SANTO


 


LA ORACIÓN DEL HUERTO.

—Penitente, habla...

—¿Qué diagnóstico harás, por mis palabras?

—Diagnosticaré la calidad de tu fe, penitente.

—Ya ves, mi fe está bajo la advocación de... la oración.

—Entonces, la oración ¿cura? ¿Hay una terapéutica de la oración?

—La oración puede provocar una lluvia de lo alto, puede humedecer el espíritu y sanar el cuerpo, aún después de haber fallado este artificioso regadío de la Ciencia. La oración es el mejor doctor; un doctor «honoris causa».

—¿Por eso...?

—Por eso somos cofrades de... «La Oración». ¿Diagnóstico?

—Aseguraría que está Vd. completamente sano, doctor.



LA COLUMNA.

El Jueves Santo, de pronto, se ha enlutado, severo, con este penitente. El cielo litúrgico se ha ensombrecido de tonos cárdenos. Hay, en el cielo, arreboles morados.

—Me parece, penitente, que tú eres el hombre de la «forja». ¡Bella palabra ésta!

—La «forja» es un esplendor ebrio sobre un siniestro fondo negro.

—Tú sabes muy bien que cualquier dura rebeldía puede derretirse, al fin, en cálidas efusiones. Mira a tu Jesús flagelado, penitente.

—Es una «forja» viva. Todo el metal viejo de la historia se ilumina en la sangre de esas heridas. La taumaturgia de la Redención es una metalurgia... una metalurgia de Dios que funde los pecados del mundo...



LA HUMILDAD.

Se ha puesto sobre su carne la roja túnica del escarnio, en la hora «pajiza» de las envidias, de los odios descompuestos y pálidos... La Divinidad, humilde, está inhibida entre una denostación de colores. Rojo, amarillo, rojo, amarillo... La tarde del Jueves, al pasar la procesión, se ha congestionado de violencias.

—Y tú, hombre, ¿de dónde vienes?

—Vengo de esos campos fulgurantes, dramáticos del Sol. Vengo de forzar a la tierra. Soy un campesino de trabajo trágico que labora de sol a sol. Podía traer del campo una ira amarilla sobre un rojo fondo de contienda. Pero traigo mi docilidad.

—Mira tu Cristo, dócil. Han puesto a su dignidad divina un pavés escarlata, un pedestal de burlas. No se cansa de «la Humildad». Es tu Señor.

(Revista VBEDA, Año 3, Núm. 27, marzo de 1952)

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