BLOG SOBRE JUAN PASQUAU - PERIÓDICO INTEMPORAL



PERIÓDICO INTEMPORAL DEDICADO A JUAN PASQUAU

Para que vuelvan a acercarse a la obra del escritor ubetense quienes tuvieron la suerte de conocerlo, para que lo descubran quienes no lo conocieron, para que todos crezcan en permanente conversación con sus escritos y su pensamiento.

jueves, 10 de junio de 2010

VISTA DE ÚBEDA



Úbeda no es una ciudad perdida en el campo. Vista desde lejos, desde el valle del Guadalquivir, parece, más bien, como si el campo la elevase, votivamente, al cielo.

Resultaría poéticamente natural que, a semejanza de la nuestra, todas las ciudades se alzasen sobre un plinto geográfico. Como una ofrenda desafiante a los vientos, como un airón, como una grímpola de triunfo en las eminencias insólitas... Pocas veces es viable esto, quizá porque la ciudad –primera concreción, granulación adelantada de la Cultura– tiene, como el individuo, sus necesidades vitales que cumplir. Eludió por eso muchas veces la ciudad su vocación alta, señera, y se adaptó al valle, se acomodó a la geografía. Las ciudades altas, sin embargo personifican una tensión, un compromiso entre la Geografía y la Historia, entre el Afán y el Pan. Diríase que en ellas, una incómoda posición topográfica está determinando una misión ascética... Se nos ocurre, pues, que Úbeda, “tan alta”, al borde mismo de la Loma , tiene valor de símbolo. La circunstancia geográfica, ¿no la está botando al cielo? Así, la cadena del Líbano, apremiante e inapelable, botaba las ciudades fenicias hacia los caminos del mar.


Úbeda no puede mirarse en el río. Los Romanceros del Guadalquivir han cantado siempre a Úbeda como a una novia altiva y lejana. Ella, retirada, no tiene espejo, no se siente halagada de aduladores reflejos trementes. Sus fisonomía –sus piedras, sus torres, sus campos– no riela en las aguas enamoradas. Por eso probablemente, Úbeda se siente obligada a buscarse dentro de sí misma. He aquí, pues, que esta otra circunstancia geográfica, hace de Úbeda una ciudad de vida interior. Y esta reversión, se traduce en Arte.

El Arte es, en cada caso, una revelación del propio intimismo. Cuando el hombre, incómodo entre el ambiente o las cosas, se busca dentro, recrea una realidad nueva: poética, mística o artística. La Poesía, la Religión, el Arte, abren caminos en los campos ciegos, facilitan la fuga del espíritu recluso... Úbeda, un poco aislada, incapaz de coquetear ante el espejo, dejos de la facilidad expedita del río, bastante al margen de las rutas cómodas, replicó con el Arte –manantial de los hondos pozos espirituales– a su geográfico complejo de inferioridad.


Con un viático de emoción, intentamos en este libro guiar, conducir, al lector –ubetense o forastero– a lo largo y a lo ancho de Úbeda. Ciudad monumental e histórica ésta, cuyas glorias dormidas uno quisiera despertar en cada templo, ante cada palacio blasonado, al socaire de cualquier testimonio documental, so pretexto de éste o aquél dato histórico. Porque sólo la emoción hacer fermentar cordialmente las cosas. Siempre, entre los motivos de la vieja Úbeda, nos espera, embozada, la sugestión poética. (La poesía, también llega como un ladrón... Como ladrón al revés, naturalmente, porque nos da lo más fino y sutil: lo más glorioso, con un ¡alto!, al corazón.)

Vamos a recorrer, lector, pertrechados de lírico anhelo, la vieja ciudad. Vamos a penetrar, si es preciso, en los más ocultos entresijos de Úbeda, de su historia, de su arte, de sus tradiciones. Así, la frialdad de los datos, de las fechas y de las inscripciones, resplandecerá embrujada de fantasmagorías reverberantes.

(De BIOGRAFÍA DE ÚBEDA)

(Fotografía: José Ruiz Quesada)

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