BLOG SOBRE JUAN PASQUAU - PERIÓDICO INTEMPORAL



PERIÓDICO INTEMPORAL DEDICADO A JUAN PASQUAU

Para que vuelvan a acercarse a la obra del escritor ubetense quienes tuvieron la suerte de conocerlo, para que lo descubran quienes no lo conocieron, para que todos crezcan en permanente conversación con sus escritos y su pensamiento.

viernes, 2 de abril de 2010

MADRUGADA




Jesús sale a las siete... En el dormivela de la madrugada, se levanta un relieve, trémulo, de trompetas. El Viernes Santo está aún sin estrenar, silencioso y pálido al alba... Hace un rato han cantado su acusación los gallos bíblicos. Detrás de aquella ventana iluminada que asoma a la luna, hay un penitente que ciñe amorosamente su cíngulo sobre la túnica morada; la esposa, la hija, la madre, ¿estuvieron planchando, hasta tarde, los brillantes rasos del capirote, el «peto» que lleva cosido un «Ecce Homo» que bordaron las monjas de Santa Clara? Ahora, la esposa, la madre, la hija, clavan unos imperdibles en la túnica...

–¡A las cinco y media estamos citados en casa del Presidente! –dice el penitente... (El penitente azorado, nervioso, en vilo la sensibilidad.)

–Pero... ¿qué hora es ya?

Son las cinco, las cinco y veinte, ¿las seis? ¡A las siete sale Jesús! No hay pereza para levantarse esta madrugada. ¡Cómo va a haberla! En el zaguán de la casa humilde del barrio de San Lorenzo o de Santo Domingo, de la calle «Sabanillas» o de la Plaza de los Carreteros... hay una cruz de madera. Una cruz que todo el año ha estado clavada en la pared del portal. Ahora, la «penitroncha» –de una fachosa indumentaria que excusa, con creces, la sublime devoción del momento– la toma sobre sus hombros... En la diestra lleva un rosario y, descalza quizás, camina silenciosa por el pavimento hiriente de guijos, camino de la Plaza de Santa María. El padre, el esposo, el hijo, mientras con su varal de tres tulipas sobre los hombros, se encamina a la casa del Presidente. ¡Qué llegas tarde, penitente!

Y ya las viejas esquinas dela ciudad lanzan bocanadas de gente ojerosa de madrugada. No hay tiempo que perder. Por el Real viene la cofradía formada, precedida del «pendón» y del «campanillero»... Los luceros se escondieron ya. ¿Qué día va a hacer, Dios mío? ¿Lloverá? En el corazón violetas.

En la Plaza de Santa María la gente, suavemente, abre paso al guión... Ya están las monjitas de las Siervas asomadas al balcón de su convento con la mirada fija, húmeda de plegarias, esperando el sutil, el delgado momento...

Y el delgado momento ha llegado. La puerta de la antigua colegiata se abrió... Silencio. Y «Miserere». Úbeda estrenó, otra vez, su Viernes Santo. ¡A las siete ha salido Jesús!

Todo es así tan sencillo, siempre tan igual... Pero tú, lector ubetense, tú y yo, sabemos que no hay en Úbeda, a lo largo del año, otro momento como este momento.

(Revista VBEDA, núm. 63, marzo de 1955)

(Fotografía: Miguel Ángel Lechuga Álvaro)

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